En algún momento de su historia de éxito, Disney entendió que la gente ya no va a cine. Y que los servicios de streaming acentúan todavía más esa tendencia. Lo entendió antes que los demás, o mejor. La gente solo acude a ver las películas-evento, los grandes acontecimientos de los que todo el mundo habla. Y decidió especializarse en hacer solo eso. “Hemos virado en los estrenos en salas hacia las películas grandes de las que otros estudios no quieren saber nada”, reconocía el sábado Alan Horn, director creativo y copresidente de la empresa. El año pasado hizo 8.000 millones de dólares en taquilla.

De modo que la compañía no da un respiro a los demás estudios, incapaces de lograr ese titular que diga: “La película más taquillera…”. Pero ahora se propone también imponer su poder en la guerra de las plataformas de video online. El próximo 12 de noviembre lanza en Estados Unidos Disney+, su propio servicio de streaming. Ahí estarán todos los catálogos de Disney, Pixar, Lucasfilm, Marvel y National Geographic, de forma permanente y exclusiva por siete dólares al mes (su llegada a España está prevista para 2020). “Todo será contenido familiar”, prometió Kevin Mayer, director de servicios directos al consumidor. Es decir, prometen un servicio apto para niños.
“El plan de la compañía es dejar de alimentar a Netflix con nuestras películas para montar nuestro propio servicio”, según explicaba este sábado a la prensa internacional Horn. “Todos los títulos grandes irán a Disney+, y además nos permitirá hacer películas más pequeñas y disfrutarlas”.
Alianzas complejas
En este contexto de euforia, esta semana Sony anunció que rompe el acuerdo que tenía con Disney para explotar juntos el personaje de Spiderman. El hombre araña es de Sony y ya no aparecerá junto al resto de los Vengadores. Para parte de la industria Sony ha quedado como un valiente que le planta cara al gigante. El precio es una enorme decepción para los fans de la saga.
[DISPLAY_ULTIMATE_PLUS]