Colombia es el territorio en América Latina con mayor cantidad reportada de población migrante/refugiada
A través de labores en territorios como Bogotá, Cúcuta y Arauca, Bethany Colombia apoya a través de acompañamiento psicosocial a población refugiada y caminante.
Según datos de Migración Colombia, hay más de 5 millones de migrantes venezolanos ubicados en las zonas de América Latina y el caribe, de los cuales Colombia alberga poco más de 2 millones según los últimos registros de inscripciones para acceder al PPT (Permiso por Protección Temporal).
Teniendo en cuenta esta nueva realidad social, para Bethany Christian Services, es indispensable fomentar espacios que promuevan la construcción de espacios de solidaridad, respeto y construcción de paz y convivencia. En este orden de ideas es de vital importancia contribuir en la construcción del tejido social en la persona sin importar su raza, etnia o nacionalidad.
Bethany, apoya a población migrante, refugiada, retornada, desplazada interna, comunidades de acogida y en general población en alto grado de vulnerabilidad en diferentes contextos alrededor del mundo. En Colombia este trabajo se realiza desde los enfoques y orientaciones antes mencionadas, haciendo énfasis en los derechos humanos, la dignificación de la persona y el fortalecimiento de la resiliencia, con especial apoyo en la niñez, adolescencia, juventud y familia.
Desde los procesos realizados, se identifican actores interinstitucionales locales, departamentales y nacionales, que permiten aunar esfuerzos para la reconstrucción de escenarios que vinculan a la población de interés y, comunidades de acogida, forjando caminos de vida digna, bienestar, construcción de paz y mayores oportunidades para el desarrollo de capacidades, sociales, comunitarias e individuales.
La organización promueve espacios de paz en sus sedes de Bogotá, Cúcuta y Arauca, lugares con gran presencia de población refugiada. A través la gestión de casos en la protección de la niñez, el fortalecimiento familiar y el desarrollo de actividades lúdico-pedagógicas enfocadas al arte, música y deporte, Bethany abre espacios psicológicos y de dialogo intercultural con niñas, niños, adolescentes, jóvenes, familias, comunidades y diferentes actores sociales gubernamentales y no gubernamentales.
En términos culturales y emocionales, se busca generar el diálogo reflexivo, además del restablecimiento de los derechos de aquellas familias que han sido vulneradas, posibilitando en ellas mayores oportunidades en sus proyectos de vida familiar e individual.
“Como organización, trabajamos desde el principio de acción sin daño, razón por la cual, siempre buscamos desarrollar acciones que integren a todos los sectores de la población y no exclusivamente a uno, para que nuestra labor no genere división o sentimientos negativos entre los diferentes tipos de población que habitan los territorios donde realizamos nuestra labor. Lograr que las comunidades de acogida desarrollen empatía y acciones de solidaridad hacia la situación que vive la población migrante y refugiada es de vital importancia en el desarrollo de nuestras acciones para evitar generar conductas discriminatorias o segregadoras a raíz de nuestro trabajo en las comunidades”, señala Luz Alcira Granada Contreras, Directora País de Bethany Colombia.
Actualmente la xenofobia y la aporofobia ha permeado diferentes espacios en el territorio nacional, a nivel educativo, cultural, recreativo, entre otros. Así lo muestra el pasado mes de febrero cuando la Registraduría Nacional canceló cerca de 42 mil cédulas colombo-venezolanas, dando pie a un gran impacto de conversación en redes sociales en pro y en contra de la decisión, agudizando todo tipo de comentarios y discusiones en torno a la población migrante. De ahí la importancia en la existencia de todo este tipo de espacios propiciados por Bethany.
A través de capacitaciones a la comunidad y prácticas pedagógicas orientadas al fortalecimiento de habilidades sociales y mitigación de la discriminación en razón de sexo, raza y nacionalidad, Bethany ha logrado concientizar a locales y comunidad de acogida sobre la importancia de la solidaridad, la empatía, el reconocimiento de la dignidad humana y la construcción de paz en los territorios. Este esfuerzo impacta así el mejoramiento del bienestar mutuo en la sociedad. En estos espacios han participado no solo población civil, sino también entidades gubernamentales, cooperación internacional y diferentes agremiaciones.