Así lo aseguró el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano Dimitri Kuleba

En la central nuclear de Energodar, en la región de Zaporizhzhia, se desató un incendio este viernes tras disparar las fuerzas rusas contra la planta, informó el alcalde de la ciudad, Dmitry Orlov.

Tras la difusión de la noticia, el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dimitri Kuleba, denunció: “El ejército ruso está disparando desde todos los flancos sobre la central nuclear de Zaporizhzhia, la más grande de Europa. El fuego ya se ha desatado. Si estalla, será 10 veces mayor que Chornobyl. ¡Los rusos deben cesar el fuego INMEDIATAMENTE, permitir a los bomberos, establecer una zona de seguridad!”.

“¡Amenaza a la seguridad mundial! Como resultado del bombardeo enemigo continuo de edificios y unidades de la planta de energía nuclear más grande de Europa, la planta de energía nuclear de Zaporizhzhia está en llamas”, escribió Orlov sobre el centro atómico en el sureste ucraniano.

Un funcionario gubernamental le dijo a The Associated Press que se están detectando niveles elevados de radiación cerca del sitio de esta planta atómica, la cual por sí sola proporciona aproximadamente el 25% de la energía eléctrica del país.

Por su parte, Andriy Tuz, portavoz de la planta en Enerhodar, sostuvo en un video publicado en Telegram que “existe una amenaza real de peligro nuclear en la estación”, por lo que exigió “que detengan el fuego de armas pesadas”.

En diálogo con la televisión ucraniana, Tuz advirtió que los proyectiles caían directamente sobre la planta de Zaporizhzhia y habían incendiado uno de los seis reactores de la instalación. Ese reactor está en renovación y no opera, pero adentro hay combustible nuclear.

Una cámara de seguridad transmitida en vivo vinculada desde la página de inicio de la planta de energía nuclear mostró lo que parecían ser vehículos blindados que ingresaban al estacionamiento de la instalación y encendían focos en el edificio donde estaba montada la cámara. Luego hay lo que parecen ser fogonazos brillantes de vehículos y luego explosiones casi simultáneas en los edificios circundantes. Luego, el humo sube y se desplaza por el marco.

El accidente en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, en Chernobyl, ocurrió el 26 de abril de 1986, en plena Guerra Fría, y provocó que toda la región de Prípiat, que actualmente se encuentra ubicada en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia, pero que en aquel momento pertenecía a la disuelta Unión Soviética, se convirtiera en una zona de exclusión debido al alto nivel de radiación que quedó en el ambiente.

En lo que se clasificó como quizás el accidente nuclear más notorio de la historia, el reactor de la Unidad Cuatro en este complejo sufrió un colapso devastador, luego de una caída inesperada de energía durante una prueba de seguridad clave.

Las explosiones resultantes de vapor comprimido arrojaron una capa de material radiactivo a lo largo de Europa, lo que contribuyó a la muerte prematura de lo que podría ascender a decenas de miles de personas.

A lo largo de las décadas, los isótopos de uranio han seguido disparando neutrones ocasionales de sus núcleos. Aquellos que se acercan lo suficiente al núcleo de otro isótopo corren el riesgo de alterar su propio equilibrio delicado, liberando más neutrones.

Dada una concentración suficientemente alta de átomos, la reacción en cadena de los neutrones perdidos puede generar enormes cantidades de energía en un corto período de tiempo, con consecuencias potencialmente explosivas.

El miércoles pasado, los residentes de Energodar y Zaporizhzhia habían intentado bloquear las carreteras para retrasar el avance de las tropas rusas, si embargo, las Fuerzas Armadas ucranianas confirmaron que durante el jueves los invasores continuaron con “los esfuerzos” para llegar a las afueras de esta ciudad y de Mariupol, dos enclaves estratégicos que permitirían al Kremlin cerrar el cerco y avanzar a otros puntos como Dnipro y Odessa.

Ya el martes último, la Agencia Internacional de la Energía (OIEA) informó que perdió el contacto con las estaciones de monitorización radiológica automáticas ubicadas en Zaporizhzhia, que es el mayor de los emplazamientos nucleares de Ucrania.

De hecho, este distrito industrial situado en el sureste de Ucrania, suministra aproximadamente el 40 por ciento de la energía nuclear del país.

Allí albergan seis de sus 15 reactores. Especialistas ucranianos tratan de determinar la causa de la pérdida de la transferencia de datos de la central nuclear de Zaporiyia y de restablecerla. Además, la AIEA ha aprobado una resolución en la que condena la toma de varias centrales nucleares ucranianas por parte de las fuerzas rusas.

En tanto, el director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, hizo este jueves un llamamiento para que se detenga de forma inmediata el uso de la violencia cerca de la central nuclear ucraniana de Zaporizhzhia, una de las mayores de Europa.

En un comunicado, el organismo indicó que Ucrania ha informado a Grossi, “en una carta urgente”, de una batalla que está teniendo lugar en la ciudad de Enerhodar, cerca de Zaporizhzhia, y en la carretera que lleva a la planta atómica.

Según Rossi, la autoridad reguladora ucraniana alertó de que un gran número de tanques e infantería rusos “atravesaron el puesto de bloqueo” hacia la ciudad de Enerhodar, a pocos kilómetros de la central nuclear de Zaporizhzhia, y que consideraba “crítica” la situación.

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